Nuestro planeta está calentándose, y (casi) todos somos conscientes de ello. Si hace unos años apelábamos al consenso científico cuando hablábamos de calentamiento global, ahora llamamos al sentido común. “La problemática con los residuos plásticos, la escasez de agua, las catástrofes naturales o la pérdida de biodiversidad son temas que preocupan a una población cada vez más mentalizada acerca de la necesidad de proteger el entorno” e implementar un estilo de vida sostenible, afirma Beatriz Fernández, coordinadora de Programas SIG y Evaluación Ambiental del Instituto Superior de Medio Ambiente. Mañana, 24 de octubre, se celebra el Día Internacional contra el Cambio Climático

Cuidar del planeta está de moda, y eso es bueno. Más allá de la exposición mediática de figuras como la adolescente sueca Greta Thunberg y sus Fridays for Future, un movimiento que se ha expandido como la pólvora por todo el mundo, “el compromiso medioambiental ha arraigado profundamente en la conciencia de la sociedad y, especialmente, en la de los más jóvenes. Los problemas derivados de la contaminación y el cambio climático no hacen sino reforzar la necesidad de actuar”, argumenta el doctor Justo García Navarro, director del Grupo de Investigación sobre Sostenibilidad en la Construcción e Industria de la Universidad Politécnica de Madrid.

Así, el impulso de las agendas medioambientales de empresas y gobiernos ha multiplicado las oportunidades para desarrollar carreras vinculadas a la conservación de la naturaleza. “Las salidas profesionales eran antes muy escasas. Ahora hay mucha más investigación con todo aquello relacionado con el cambio climático y la pérdida de biodiversidad, y además se divulga mucho más, facilitando el desarrollo de los campos relacionados con el medio ambiente”, explica María José caballero, bióloga y directora adjunta de Campañas en Greenpeace España. “Cuando se habla de todo esto, en lo primero que piensas es en plantar árboles y crear jardines, pero hay mucho más”, recuerda Alejandro Carbonell, CEO de la startup valenciana Green Urban Data. “Desde psicólogos que estudian el impacto de las zonas verdes en las personas, hasta investigadores que evalúan los efectos de la contaminación en la salud”.

Biólogos, geólogos, ambientólogos, ingenieros forestales y agrónomos o graduados en Ciencias del mar son algunos de los perfiles profesionales relacionados con el cuidado de la naturaleza. Pero también químicos, informáticos, arquitectos, ingenieros químicos, economistas y una gran variedad de puestos técnicos y especialistas pueden darles a sus carreras un enfoque medioambiental, bien a través de los propios planes de estudio o por medio de especializaciones de posgrado. “Son profesiones que han visto condicionados sus perfiles por las nuevas exigencias sociales y medioambientales para que sus sistemas productivos sean más amigables con el entorno”, argumenta García Navarro.

Todo apunta a las renovables, ya que Bruselas se ha propuesto la descarbonización completa de la economía comunitaria para 2050. “Europa tiene que aprender a depender de sí misma en temas energéticos, y el camino es el de las energías renovables y la eficiencia energética. Cuanto más se invierta en esto, mejor”, sostiene Juan José Coble, director del Máster en Energías Renovables y Eficiencia Energética en la Universidad Nebrija. Según el último informe de la Agencia Internacional de Energía Renovable (IRENA, por sus siglas en inglés), en 2018 había ya 11 millones de personas trabajando en el campo de la energía renovable en todo el mundo. Técnicos de proyectos en energías renovables, especialistas en operación y mantenimiento, ingenieros de diseño, project managers o técnicos comerciales de los que 3,6 millones se sitúan en el sector fotovoltaico, dos millones en el sector de biocombustibles líquidos, dos en centrales hidroeléctricas y 1,16 en el sector eólico, además de otros 800.000 profesionales dedicados a la energía solar. Un sector en el que además se está equilibrando la balanza de género, con un 32 % de los puestos ocupados por mujeres.

En Europa, el 100 % del mix energético de Islandia es renovable. Noruega alcanza el 97 %, y aunque España se queda en un 32,1 %, hay que destacar que Red Eléctrica de España, el operador del sistema encargado de gestionar las autorizaciones, ha concedido ya permisos de acceso para 44.700 MW (el equivalente a 44 centrales nucleares), de los que 27.400 MW son de solar fotovoltaica, y tiene en tramitación otros 62.600 MW (53.600 de fotovoltaica). Unas cifras llamativas que duplican de largo el objetivo previsto por el Gobierno para 2030. “España es un país con sol y viento, y eso hay que aprovecharlo”, apunta Coble, que recuerda que “también harán falta abogados y especialistas en eficiencia energética que trabajen en grandes empresas o pequeñas cooperativas”

 

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